Según la proposición no de ley, que fue rechazada con los votos favorables de CDS e IU, la oposición del PSOE y la abstención del PP, la Direccion General de Tráfico (DGT) colocaría los alcoholímetros en áreas de descanso y restaurantes y su uso sería gratuito por parte de los conductores que quisieran comprobar de mdo voluntario si están capacitados para seguir conduciendo.

El parlamentario centrista Rafael Martínez-Campillo, que defendió la iniciativa, dijo que a pesar de que la DGT ha incrementado el número de controles de alcoholemia, los accidentes provocados por consumo del alcohol también han aumentado, llegando a suponer un tercio de los siniestros.

A su juicio, esta medida contribuiría a que los conductores realizasen un autocontrol de sus condiciones psicofísicas y, en su caso, a que adoptasen la dcisión de no seguir conduciendo si superan las tasas de alcoholemia permitidas.

El diputado socialista Manuel Varela, aunque reconoció que la ingestión de alcohol es la causa de uno de cada tres accidentes, rechazó la proposición del CDS debido a las dificultades técnicas que entraña su aplicación y citó entre ellas la permanente vigilancia que requerirían los aparatos medidores para evitar que sean objeto de actos vandálicos.

Varela señaló que las mediciones deberían hacerse sin la presencia de n agente de la autoridad, ya que si no se vería obligado a sancionar al conductor que diera positivo en la prueba. También resaltó el hecho de que los aparatos necesitarían unas revisiones constantes para evitar errores en la medición.

A su juicio, en vez de instalar estos aparatos, la DGT debe dedicar sus esfuerzos a dar una información útil a los conductores sobre las consecuencias del alcohol.