En ese encuentro, la central propuso un acuerdo sobre dos puntos. En primer lugar, que Renfe se comprometiera a no contravenir la legislción vigente en el transporte, y en consecuencia, a no constituir ninguna sociedad filial.

En segundo término, CCOO asumiría un nuevo expediente de regulación de empleo como continuación del ya firmado en 1992. Con anterioridad a este expediente se llevaría a cabo un estudio de las actuales cargas de trabajo y del volumen de plantilla necesario que permitiera definir los excedentes existentes.

Sin embargo, el director de Recursos Humanos de Renfe, Juan Fernández, rechazó el primer punto de forma tajante", según la central sindical, "lo que demuestra, no ya la falta de disposición al diálogo, sino ni siquiera a cumplir la legalidad vigente".

"Así pues", concluye CCOO en un comunicado, "las intenciones de Renfe de constituir filiales y de destruir empleo sin tan siquiera negociarlo con los sindicatos impide dar una salida negociada al conflicto actual y nos obliga, en consecuencia, a mantener los paros convocados".