El lunes se reúne el Consejo Confederal de CCOO, máximo órgano entre Congesos, que convocará el VIII Congreso Confederal, votará el informe general que presenta el actual secretario general de la confederación, José María Fidalgo, y aprobará las normas y la comisión de Ponencias para el VIII Congreso Confederal.

El Congreso estará marcado por la crisis generada en febrero de 2002, cuando cesó Rodolgo Benito, quien ahora, en su condición además de representante del sindicato en Cajamadrid, pretende optar a hacerse con todo el poder del sindicato, para lo que cuenta con el rspaldo de federaciones tan importantes como la de Madrid.

En la lucha por el poder entrará también, como suele ser habitual, el sector crítico del sindicato, encabezado por Agustín Moreno, que cuentan con el respaldo de un tercio de CCOO, aproximadamente.

El anterior congreso, celebrado en el año 2000, CCOO sustituyó al histórico Antonio Gutiérrez después de 12 años al frente de la central sindical. Entonces pelearon también por la Secretaría General Fidalgo, Benito e Ignacio Fernández Toxo, secrtario general de la Federación Minerometalúrgica. Triunfó Fidalgo de la mano de Gutiérrez y con el consentimiento de Toxo.

Como en aquella ocasión, Fernández Toxo tiene en su mano gran parte de la decisión última, ya que la federación que dirige es la más grande del sindicato y la de mayor poder.