Según informaron hoy a Servimedia fuentes de esta universidad, el equipo directivo de la facultad ha decidido adscribir a Quintana al segundo cuatrimestre del curso, que comenzará en febrero.

Pero para entonces ya está previsto que se conozca el resultado del expediente disciplinario que le abrió elServicio de Inspección de la Universidad Complutense a petición del rector, Rafael Puyol, a raíz de que saliera a la luz pública el contenido de la obra.

En el supuesto de que la conclusión del expediente sea una sanción, Quintana será inhabilitado y no podrá reanudar su actividad docente durante este curso. El resultado de la investigación se conocerá con toda probabilidad en el mes de noviembre, según aseguraron los interlocutores consultados.

Guillermo Quintana, de 63 años, dio clases de Psicoedagogía, Educación Primaria y Musical en la Facultad de Educación hasta el pasado mes de enero, momento en el que presentó una baja médica por depresión después de que varios de sus alumnos le denunciaran en la prensa por recomendar su libro como manual escolar.

El texto vierte graves calificaciones despectivas contra los negros, a los que considera "inferiores a los blancos", infantiloides y cobardes. De los orientales dice que son "lentos, torpes y carentes de imaginación".

A las mujeres las tcha de "conformistas, pasivas, débiles, inestables, coquetas y refinadas en el odio y el rencor". Los políticos también salen maltrechos en la obra: de Felipe González, Jordi Pujol y Xabier Arzalluz se afirma que son unos "paranoicos".

Cuando estalló el escándalo y su nombre inundó los periódicos, Quintana se reafirmó en su teoría. Textualmente, declaró: "Para mí, todas las personas merecen el mismo respeto. Sin embargo, los individuos de raza negra han desarrollado menos algunas facultades, como la d la inteligencia". Acto seguido, a la pregunta de si era racista, contestó: "Por supuesto que no".

La asociación SOS Racismo presentó sin éxito una querella contra él. El Juzgado de Instrucción número 37 de Madrid la desestimó porque, aunque admitió que el libro hace referencias muy desacertadas, "de la lectura no puede deducirse que su autor pretenda crear en los destinatarios del libro la voluntad de realizar actos de discriminación".