En declaraciones a la cadena SER, de la Quadra afirmó que el Gobierno "respeta lo que vaya a decidir; es la única forma en un Estado de derecho no sólo de respetar la independencia sino de favorecerla respetando de antemano a quien tiene que tomar las decisiones, sea cual sea ésta".

Para el ministro de Justicia, deberá ser también el Tribunal Supremo quién imponga los lmites de actuación del magistrado Marino Barbero que, de acuerdo con el acuerdo alcanzado ayer, tan sólo podrá ocuparse de las diligencias que revistan un carácter de urgencia.

"Es una función del Supremo y de la sala concreta, que tendrá que decir qué entiende por lo que le parece urgente y me parece bien. Es la única posición de respeto que el Gobierno o cualquier otro poder tiene que tener con el Tribunal Supremo para que actúe con libertad. Tome una decisión u otra, ésta no debe estar sometida a ua espada de Damocles de nadie, tiene que actuar con conciencia de la confianza que tiene la ciudadanía en las instituciones".

Por lo que respecta a la decisión del fiscal general del Estado de solicitar al Tribunal Constitucional que investigue si hubo vulneración de derechos en la actuación de Barbero en contra del criterio unánime de los fiscales de este organismo, el ministro opinó que Eligio Hernández ha asumido sus funciones porque "tiene que solventar la discrepancia de criterios que parece exisir entre el fiscal del caso y los del Tribunal Constitucional".

"Lo normal es que el fiscal general, en vista del criterio discrepante, ejerciera las funciones que le corresponden para garantizar la unidad de actuación del ministerio fiscal, que es un imperativo institucional, más en un órgano como el Tribunal Constitucional en el que los fiscales actúan por delegación".

De la Quadra insistió en que, tanto en el caso del fiscal como en las decisiones que adopte el Tribunal Supremo, la postura de os diferentes sectores debe ser la de "no presionar, nos parezca bien o mal lo que se decida".

"Cada uno pensará lo que quiera pero demos ese voto de confianza porque, si no, las instituciones no pueden funcionar razonablemente".