El informe, difundido este martes, compara la temperatura media de esas 59 ciudades españolas -donde viven cerca de 16,5 millones de personas- entre 1900 y 1918 con respecto a 2000 y 2018.

Los municipios con los mayores incrementos de temperatura son Córdoba (1,99 grados más), Linares (1,98), Ciudad Real y Cuenca (1,88), Granada (1,80) y Alcalá de Henares, Guadalajara y Lleida (1,79).

Por el contrario, se han calentado menos A Coruña y Santiago de Compostela (0,76), Vigo (0,77), Gijón (0,89), Alicante (0,91), Lugo (0,92), Ponferrada (0,98) y Ourense (0,99).

El estudio indica que los datos de evolución de las temperaturas en 119 años de análisis corresponden a 59 ciudades, pero la distribución en retícula “obliga a pensar que en todo el resto del país” se han producido incrementos térmicos, lo que asegura que “el conjunto de la población española ya ha estado sometida al aumento de las temperaturas”, con una media de 14,29 grados en las dos primeras décadas del siglo XX a 15,61 grados en los dos decenios iniciales del siglo actual.

“La comparación con los datos de la Aemet revela que los datos de Copernicus infravaloran ligeramente la realidad, por lo que se puede concluir que la población española ha estado sometido a este cambio climático”, indica el OS.

MEDIDAS

La edad media de los españoles en 2022 es de 45 años, periodo en el que las temperaturas medias subieron 1,56 grados. Desde 2000, el incremento es de 0,54 grados hasta 2021, según datos de la Aemet.

“Las evidencias indican que las temperaturas y los efectos del cambio climático están aumentando en todo el país y no se están tomando las medidas necesarias de adaptación”, según apuntó Fernando Prieto, del OS y coautor del informe, que añade: “El Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos no están haciendo lo suficiente para proteger a sus ciudadanos”.

Raúl Estévez Estévez también coautor del informe, recalcó que “las ciudades, donde vive la mayor parte de la gente del país, están sufriendo este mayor aumento del calor”. “Por ello, es necesario actuar ya, en todas y cada una de ellas, sobre todo aumentando zonas verdes, infraestructuras verdes y azules y haciendo necesaria una rehabilitación integral de las mismas”.

Mario Mingarro del Museo Nacional de Ciencias Naturales, subrayó “la importancia de la investigación para determinar con mayor exactitud las acciones que hay que realizar para adaptar las ciudades al cambio climático” y la necesidad de “extender las buenas prácticas entre las ciudades”.