MADRID

CARRILLO: "YO HE EMPEZADO A OÍR DE PARACUELLOS BASTANTESAÑOS MÁS TARDE"

- El ex dirigente comunista sostiene en sus memorias que las primeras noticias le llegaron a través del embajador de Finlandia en el Madrid republicano.

MADRID
SERVIMEDIA

El ex secretario general del PCE Santiago Carrillo asegura que "yo he empezado a oír de Paracuellos bastantes años más tarde" de que se produjera, en noviembre de 1936, la matanza de alrededor de 2.000 militares presos por ser afines al bando franquista. Así lo cuenta en una nueva edición de las Memorias que publicó en 1993.

En plena polémica por su supuesta responsabilidad última como Consejero de Interior de la Junta de Defensa del Madrid republicano en aquellos días, Carrillo admite que, tras la llegada del Ejército franquista "a 200 metros" de la cárcel modelo, la Junta de Defensa ordena evacuar a todos ellos por ser un peligro quintacolumnista.

"Impedirlo era esencial para la defensa de Madrid e incluso para todo el curso de la guerra", relata. "El problema más difícil era el de su custodia", porque los soldados republicanos que podían hacer de escolta en el traslado fuera de la capital eran necesarios en el frente.

"Tardamos varios días en saber que habían sido interceptados y ejecutados, pero nunca llegamos a saber por quien y en aquel momento ni supimos dónde", relata el ex secretario general del PCE. "En los alrededores de Madrid merodeaban miles de incontrolados, con armas; muchos de ellos provenientes del territorio tomado por los franquistas antes de llegar a la capital, que habían perdido familiares y amigos por la represión y que se hallaban animados de un ocio cerval", añade Carrillo.

"En las carreteras había controles, que no obedecían ni a la Junta ni al Gobierno", continúa el ex dirigente comunista, "y frente a gentes así las fuerzas de escolta hubieran debido librar batalla para proteger a los presos; a la vista de lo sucedido puedo imaginar que ni por su número, ni sobre todo por su moral, estaban dispuestos a dar su vida para defender la de los que iban custodiando".

Carrillo explica a continuación que tuvo las primeras noticias de la matanza por el embajador de Finlandia en el Madrid republicano que fue a protestar a su despacho. Años después, asegura, el propio embajador reconoció en un libro "que cuando me visitó yo no sabía nada del asunto".

SUSPENDIÓ LA EVACUACIÓN

Tras ese aviso "lo que hicimos fue suspender la evacuación de un grupo que aún quedaba". "Pero, la verdad es que en ese momento no pudimos meternos en ninguna indagación; los agobiantes problemas de defensa de la capital nos tenían cogidos por el cuello a todos".

Además, insiste, quien tenía posibilidad de abrir una investigación sobre la matanza era el Gobierno de la República y no la Junta de Defensa de Madrid.

Tras esos datos, Carrillo argumenta que cuando uno supervisa 70 años después lo sucedido "cabe la posibilidad de una reflexión puramente humana", pero en la guerra no. "Cuando tú estas inmerso en esa guerra, convencido de que defiendes una causa justa, no sientes la pérdida de vidas del enemigo como sientes la de tus correligionarios, no; desgraciadamente, para que venzan los tuyos tienen que caer los otros".

"No trato de justificarme ni de buscar atenuantes", insiste el veterano comunista porque en noviembre de 1936 el general Miaja y toda la Junta de Defensa estuvieron en medio de una situación "difícilmente controlable".

Si entraban los franquistas "ya estaban preparadas las milicias y la Guardia Civil encargadas de la represión franquista, así como ocho tribunales militares extraordinarios que debían dar un semblante de regularidad a la represión; ya tenían preparadas las cuerdas con las que nos iban a arrastrar y a colgar probablemente en la Puerta del Sol".

(SERVIMEDIA)
27 Nov 2006
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