El festejo, en el que se cuelgan ocho gallos por la patas en una cuerda tensa bajo la que pasan mozos a caballo y arrancan la cabeza a los animales, ha tenido lugar este año pese a estar ya redactada una ley que protege la vida de los animales.

El proyecto de ley, que ha sido elaborado por el Gobierno Autónomo de la Rioja, prohibirá todos aquellos festejos en los que se atente contra la vida de cualquier animal.

El retraso en la tramitación parlamentacia del txto, ha posibilitado que la carrera de gallos se celebrase también este año siguiendo la forma tradicional.

Para el año que viene, los responsables del pueblo ya barajan distintas alternativas, entre la que destaca que los gallos se encuentren muertos previamente a la carrera de los jinetes.

Según el etnógrafo riojano, Luis Vicente Elías, este festejo, único en la Rioja y repetido cada 18 de agosto, "tuvo en otros tiempos lugares de celebración semejante, y puede entenderse como un ritual previola celebración de un banquete colectivo".