Según la Unión Europea, todos los animales vacunos nacidos a partir del 1 de enero de 1998 deben estar identificados con una serie de datos.

En una primera fase, que ha comenzado el 1 de septiembre, el consumidor final tiene que conocer, a través del etiquetado, el número de identificación del animal, el país de sacrificio, el número del matadero y el núero de la sala de despiece.

A partir del 1 de enero de 2002 se indicará también el país de engorde, entre otras informaciones. Además, todas aquellos datos no obligatorios que pueden figurar en la etiqueta, como fecha del sacrificio, tiempo de maduración, raza o sistema de alimentación sólo se podrán incluir a partir de esa fecha previa autorización y habiendo sido controlada la veracidad por un organismo independiente, según señaló a Servimedia José María Múgica, portavoz de la OCU.