En opinión de Petit, esta iniciativa, única en el mundo, ha tenido una buena respuesta a pesar de las reticencias de "un colectivo perseguido durante muchos años y que es muy reacio a confar sus datos personales para que figuren en un carné".

"El número de socios de este carné, que ahora cumple dos años de vida, se va doblando de semestre en semestre", indicó Jordi Petit.

Para preservar la intimidad de los beneficiarios del carné BG, la lista de socios permanece en un lugar confidencial y en el propio carné, que cuenta con claves alfanuméricas, no aparece la palabra homosexual.

La cuota mensual establecida por la coordinadora es de 800 pesetas, "que es el precio medio de una ntrada a una discoteca gay", indicó.

Los ingresos obtenidos por la expedición del carné han servido a la asociación para editar 3 guías divulgativas (sobre homosexualidad en la enseñanza, sobre sexo entre hombres y sobre temas jurídicos antidiscriminatorios).

El carné BG permite, además, un descuento en los artículos de algunos "sex-shop" gay de Cataluña y en la adquisición de una revista sobre cuestiones homosexuales.