Según un comunicado, los equipos de la organización, integrados por trabajadores sociales y voluntarios, están trabajando para evaluar la situación en cada uno de los pueblos afectados, identificar las necesidades en cada uno de ellos y organizar la distribución de la ayuda.

Según informaron las autoridades rumanas, los condados más afectados por las precipitaciones son Bacau, Vrancea, Galati y Braila, en donde más de 100 pueblos y ciudades han resultado dañados. En esta zona, cerca de 15.000 casas se han inundado, dañado o destruido.

Asimismo, las lluvias han destrozado 94.922 hectáreas de cultivo, única fuente de ingresos para la mayoría de las personas que vivían en estas áreas afectadas.

Muchos de los damnificados han regresado a vivir a sus casas destruidas por miedo a que les roben las pocas pertenencias que les quedan y para comenzar con los trabajo de limpieza en aquellas que han quedado en pie.

Las autoridades sanitarias han comenzado una campaña de vacunación de la población en las áreas afectadas con el fin de prevenir brotes de tifus y hepatitis así como enterrar convenientemente los cientos de animales muertos para evitar epidemias.

Por último, según anuncia Cáritas en el comunicado, la organización está trabajando en el diseño de un programa a más largo plazo que permita a la población afectada hacer frente al invierno y comenzar con reconstrucción y reparación de viviendas, así como rehabilitación de cultivos y agricultura.