Según el jurado, Martini puede ser considerado el intelectual del cristianismo más importante de este siglo. En 1944 ingresó en el Compañía de Jesús y fue ordenado sacerdote a los 25 años. Es un gran estuioso de las Sagradas Escrituras y especialista en la crítica paleográfica del Nuevo Testamento.

Entre otros muchos cargos, ha dirigido el Instituto Pontificio Bíblico, en Jerusalén, y la Universidad Pontificia Gregoriana. En 1979 fue nombrado por Juan Pablo II titular de la archidiócesis de Milán y en 1980 fue elevado a cardenal. Durante toda su vida ha sido un implusor del diálogo entre ateos y creyentes y entre las distintas religiones.

Según el fallo del jurado, Carlo María Martini ha sido mercedor del premio -dotado con 5 millones de pesetas- por su gran contribución al desarrollo de las Ciencias Sociales y del Hombre, a través de sus estudios teológicos y bíblicos, y por los esfuerzos que ha realizado para abrir cauces de diálogo con otras religiones, con no creyentes y entre grupos sociales con dificultades de entendimiento.

Entre sus numerosas obras publicadas se encuentran "En qué creen los que no creen" (diálogos con Umberto Eco), "Novum Testamentum graece et latine" y "Peregrinos dela paz".