En una entrevista que publica la revista eclesiástica romana "30 Giorni", Gagnon asegura compartir la afirmación atribuida a Juan Pblo I, en conversaciones con el cardenal Villot, en la que decía que "la masonería, cubierta o descubierta, está más viva que nunca. Es una potencia del mal y debemos oponernos con energía a sus perversas acciones".

"Ignoro", precisa el cardenal canadiense, si la frase es auténtica, pero estoy convencido de su contenido. Y por mi experiencia directa".

Gagnon cuenta, por ejemplo, cómo cuando era profesor de teología moral en Canadá y hacía funciones de canonista del cardenal Leger, tuvo que transitir a menudo a la Penitenciaría Apostólica de Roma "la solicitud de que fuera levantada la excomunión a personas que habían robado hostias consagradas por orden de la masonería, que, por este hurto, les había remunerado bien. Algunas de ellas, arrepentidas, pedían perdón a la iglesia".

Este relevante miembro de la Curia vaticana señala también que la masonería mantiene un poder real en nuestros días, "aumentado por el hecho de que de él no se habla nunca, si no de modo folklórico".

EN LAS GRANDES MLTINACIONALES

"El hecho de que la masonería controle importantes posiciones en las grandes empresas internacionales y en los gobiernos, hace que muchos se aprovechen de ello", precisa Edouard Gagnon.

En la misma entrevista concedida a "30 Giorni", el cardenal Edouard Gagnon asegura que la masonería también presiona "con mucha habilidad" sobre la Iglesia, como demuestra sus maniobras, fallidas, para suprimir la condena de la organización en el Cógigo de Derecho Canónico de 1983.

Añade que, admás del peligro de la masonería, la Iglesia católica debe afrontar muchos otras amenazas, como su progresiva "protestantización".

"Son muchos de los católicos", concluye Gagnon, "y entre ellos también teólogos influyentes, de orientación protestante. Pero ya el Señor nos había advertido de que le iglesia debería luchar constantemente contra los poderes de las tinieblas. Es normal".