Así lo indicó en la homilía que pronunció durante la misa que presidió con motivo de la festividad de la patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, en la plaza del mismo nombre en la capital española.

La ceremonia estuvo marcada por el recuerdo a los damnificados por las inundaciones que la semana pasada afectaron gravemente a localidades de Castilla-La Mancha, Andalucía y, especialmente, Valencia y donde ya se han superado los 200 muertos.

El cardenal, también vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, señaló que la Virgen es “madre del encuentro”. “Precisamente porque vivimos en una sociedad de muchos desencuentros y, aún más, de muchísimas soledades, creo no ser muy catastrofista si señalo que nuestra convivencia está amenazada hoy en día por la incomunicación. O quizá, más bien, por los excesos de una comunicación marcada por la confrontación y la tentación de polemizar con todo o de herir con lo que sea para parecer mejor que el otro”, dijo.

Por eso, avisó que “parece que nos cuesta asumir que la diferencia no tiene por qué ser enemistad”, pero que tampoco se debe dar por bueno el "todo vale", y cuestionó: “¿No estamos cansados de polémicas?".

Más directo fue al final de su alocución, donde apeló al respeto a la diversidad y el pluralismo, con una llamada directa a “políticos de todos los colores y ciudadanos de todas las procedencias”. “Necesitamos, hoy más que nunca, como el comer, construir entre todos una vida pública más humana y una convivencia más amable. Precisamos con urgencia recrear una diversidad humanizada, donde prime el diálogo, el sosiego y el respeto mutuo”.

MIRADAS IDEOLÓGICAS

Antes, indicó que “cuando nos despojamos de los roles, de las ambiciones, urgencias y tareas; cuando somos capaces de aparcar por un momento miradas ideológicas que fragmentan y dividen, todos resultamos ser muchísimo más parecidos de lo que a veces intuimos”.

“Lo hemos visto estos días cuando la terrible DANA ha golpeado a tantos pueblos, y la gente buena ha dejado de lado todas las diferencias”, remarcó el cardenal Cobo.

A continuación, destacó la necesidad de afrontar la diversidad “a los pies de todas las cruces, aprendiendo desde la fragilidad y la vulnerabilidad”, en un momento en el que “venimos heridos por la tragedia de tantos pueblos que viven la dureza de la DANA; ahora, que sentimos la vulnerabilidad ante las fuerzas de la naturaleza; ahora, que nos reconocemos pequeños y experimentamos que no podemos controlarlo todo… ¡nos sabemos diversos y tenemos un ejemplo de cómo vivir unidos a lo fundamental!”

Según el arzobispo de Madrid, en esas situaciones de vulnerabilidad en la que "la ayuda tarda en llegar", también “se queda Dios” y la Virgen, “enlutada, muestra también el rostro consolador" de Dios.

En la homilía, el prelado no sólo recordó “a quienes sufren la devastación”, pues también subrayó la situación de los jóvenes que no pueden hacer proyectos de vida por no tener vivienda; quienes “incluso trabajando”, no llegan “ni a fin de mes”; quienes están solos y deprimidos; “quienes vinieron de muy lejos y siguen sin tener papeles”; “los que lloran sin que nadie les enjugue las lágrimas”; y “quienes sufren tantas guerras abiertas en cualquier parte”.