En una sentencia hecha pública hoy, el Supremo relata que Francisco Javier Hervás Campy, adicto a las drogas y con antecedentes penales por falsedad y estafa, acudió a una sucursal del Banco Bilbao-Vizcaya en Málaga y se hizo pasar por su hermano, mostrando el carné de identidad de éste.

De esta forma, realizó 8 visitas a diversas sucursales del banco, sacando de la cuenta que la víctima tenía mancomunada con su novia un total de 533.000 pesetas, en cantidades que oscilaban entre las 55.000 y las 85.000 pesetas.

El Supremo rechaza el argumento de que no hubo el engaño "suficiente"que caracteriza el delito de estafa. En este sentido, explica que "sólo cabría exonerar de responsabilidad" al estafador "cuando el engaño sea tan burdo, grosero o esperpéntico que no pude inducir a error a nadie de una mínima inteligencia o cuidado".

El Alto Tribunal considera que el parecido entre el ahora condenado y su hermano debió ser lo suficiente como para que ni los propios empleados del banco tomasen precaución alguna, creyendo que tenían ante ellos al verdadero titular de la cuenta de la qu se extrajo el dinero.

Además, recuerda que los bancos "realizan averiguaciones previas más o menos exhaustivas" cuando las cantidad que se va a extraer de la cuenta correspondiente es lo bastante elevada, pero que esta precaución no se toma cuando la cifra es relativamente pequeña, como es el caso presente.

De esta forma, el Supremo confirma la sentencia dictada en su día por la Audiencia Provincial de Málaga, que condenó a Francisco Javier Hervás Campoy a tres años y cuatro meses de prisión porun delito continuado de estafa, con la agravante de reincidencia y la atenuante de drogadicción.