CARAVANA DE LA PAZ A SARAJEVO. LA MISION DE PAZ ABURRE A LOS CASCOS AZULES ESPAÑOLES DE MEDJUGORJE

SPLIT (CROACIA)
SERVIMEDIA

"La gente tiene ganas de pegar tiros. A ver si los americanos bombardean Sarajevo y éstos (los croatas) nos atacan y así podemos responder", así expresaba su estado de ánimo Manuel Pérez, cabo primero de la brigada paracaidista que se encuentra en Medjugorje, en el cuartel de los cascos azules españoles.

El sargento Culebro, parcaidista de 23 años, coincide con Manuel en que allí se aburren. Sin embargo, el jueves pasado el UNPROFOR les envió a una misión bastante complicada: limpiar de minas una carretera para posibilitar que croatas y serbios intercambien cadáveres, heridos y prisioneros. Después deberán vigilar que nadie dispare hasta que las dos parte hayan colocado de nuevo las minas en su sitio.

Otros soldados de este cuartel consultados por Servimedia se expresaron en los mismos términos a preguntas de cómo pasan el tempo, pero todos coinciden en añadir la misma coletilla: "aquí estamos cumpliendo una misión de paz". Como Manuel, si se les pide que valoren a los contendientes de esta guerra, responden: "igual de burros todos".

Manuel Pérez tiene 24 años y lleva cuatro en el cuartel Primo de Rivera de Alcalá de Henares (Madrid). Termina su misión en Bosnia-Herzegobina el próximo mes de septiembre, donde ejerce de jefe de un vehículo blindado igual al que cayó en el río Neretba, a su juicio por un fallo mecánico, casando la muerte a cuatro de sus compañeros.

La vida en Medjugorje, donde se encuentra la plana mayor de los cascos azules españoles, ha recobrado la normalidad tras permanecer mes y medio sin que nadie gozara de permisos debido al toque de queda decretado por las autoridades croatas.

CANTINA, VIDEO Y DEPORTE

El tedio en el interior del cuartel se contrarresta con las visitas a la cantina, las películas de vídeo y el ejercicio físico haciendo kilómetros por el perímetro del campamento.

La blleza de las mujeres croatas hace estragos entre los soldados cuando salen del campamento, pero todos coinciden en que el idioma limita mucho las relaciones, aunque algunos, los más aplicados, balbucean unas palabras en serbocroata para defenderse.

Además, todo lo que huela a UNPROFOR no es bien recibido en Croacia, por lo que algunos bares les han vetado la entrada. Tiempo también les ha sobrado a los más camorristas para entrenarse.

Tanto Manuel como otros compañeros coinciden en señalar que, tas la ofensiva lanzada por los musulmanes en Mostar, los croatas "están muy rebotados con nosotros porque piensan que ayudamos a sus enemigos". Los mandos del cuartel afirman, en cambio, que las relaciones con todas las partes en conflicto "son excelentes".

Lo peor de la guerra para el "paraca" Manuel, natural de Almería, "es el desprecio que existe por la vida", aunque manifiesta que "lo que mola es mantenerse en tensión". Por ello, echa de menos el estar en Jablanica con sus compañeros, mucho más ceca de la guerra y más en contacto con la población que necesita ayuda humanitaria.

Aunque ahora se encuentra fortificando, junto con otros compañeros, el cuartel de Medjugorje, su base está en Dracevo, donde tiene por misión habitual, junto con otros diez soldados que forman el pelotón Yamamoto, limpiar los caminos de minas.

(SERVIMEDIA)
14 Ago 1993
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