Indicó que esta evolución ha hecho posible que en 2004 las emisiones por habitante fueran de 5,0 toneladas equivalentes de dióxido de carbono, es decir, menos de la mitad que los valores equivalentes medios de España y de la Unión Europea (10,8 y 11,08 toneladas, respectivamente).

Botella aseguró que la ciudad de Madrid hace tiempo que tomó la decisión de avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible,con medidas como las adoptadas en sectores como la gestión de residuos, que han supuesto una reducción del 50% de sus emisiones, o la sustitución de más de 7.000 calderas domésticas de carbón para reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

No obstante, Botella insistió en que el camino hacia la sostenibilidad exige "un esfuerzo ordenado y continuado". En este sentido, destacó la Estrategia Local de Calidad del Aire puesta en marcha por el consistorio o el Plan de uso sostenible de la energía y prevención del cambio climático, actualmente en periodo de información pública, con más de 50 medidas y una inversión superior a 100 millones de euros.

Según la delegada, este plan retende reforzar las acciones en curso para no sólo seguir conteniendo las emisiones en el límite del 15%, exigido por Kyoto, sino reducirlas en el año 2012 hasta un -1% respecto a 1990, lo que equivale a una reducción de un 14% respecto a 2004. "Un objetivo ambicioso, pero a nuestro juicio alcanzable, ya que contamos con la convicción precisa y un buen punto de partida", afirmó.

Botella recordó que una de las principales fuentes de emisión de contaminantes atmosféricos es el transporte por carretera, y dijo que para combatir esta contaminación Madrid ha apostado por el transporte público y ha adoptado medidas para restringir el tráfico en ciertas zonas, con la implantación el cierre al tráfico de algunas zonas, la peatonalización de calles y la instalación de parquímetros, entre otras.

Señaló que el Ayuntamiento, en su lucha contra la contaminación, tiene en estudio otras medidas, como la implantación en Madrid de una zona de bajas emisiones, que limitaría el acceso a la almendra central de la ciudad de los vehículos más contaminantes, o la modulación del servicio de estacionamiento vigilado para incentivar aquellos vehículos más limpios.