Los manifestantes portaban pancartas en las que se leía: "Basta de engaños, queremos nuestras casetas", "No podemos dar 'cantos' a nuestros hijos" y "Concejal, ya basta de jugar". Asimismo, profirieron gritos como "Paro no, casets, sí" y "Somos trabajadores, no somos delincuentes".

El concejal presidente de la Junta de Chamartín, Miguel Cantos, ordenó el desmantelamiento de los 54 puestos de venta existentes en la Plaza de Castilla, por considerar que, ademas de ser estéticamente desagradables, impedían el paso a los viandantes y "rompían" con el entorno creado en la zona tras la reforma de la plaza.

Manuel Fernández, portavoz de los concentrados, explicó a Servimedia que en anteriores conversaciones con Cantos, éste se omprometió públicamente a instalar unas casetas en el Paseo de la Castellana o en la calle Mateo Inúrria, pero posteriormente dio una respuesta negativa, asegurando que el Ayuntamiento iba a acabar con la venta ambulante en todo Madrid.

Los vendedores, muchos de los cuales son gitanos y norteafricanos, llevan un mes sin poder trabajar y la mayoría no cobra el paro ni recibe ningún tipo de ayuda, por lo que la situación de algunas familias "ya va siendo grave", añadió Fernandez.

AGRAVIO COMPARATIVO Tras denunciar que el Ayuntamiento ha cometido un agravio comparativo, ya que sí ha concedido licencia a los vendedores ambulantes de Goya, el portavoz indicó que lo único que quieren es tener sus tenderetes en la Plaza de Castilla o en otro sitio de Madrid que reúna las mismas condiciones para seguir desarrollando su trabajo.

Por su parte, Miguel Cantos, en declaraciones a Servimedia, insistió en que no concederá nuevas autorizaciones para puestos de venta en la vía pública.

"Les hemos pedidoa los vendedores que busquen otras alternativas de trabajo, como su integración en otras galerías y mercados, o bien un puesto de trabajo en empresas que demandan mano de obra, como las de hostelería, construcción o el gremio del taxi", dijo Cantos.

Sin embargo, el concejal señaló que el deseo de estas personas es seguir vendiendo en la calle, y que incluso han rechazado la posibilidad que les ofreción la junta municipal de asistir a los cursos del Instituto Municipal de Empleo para su integración en l mercado de trabajo.

"En Chamartín no hay ningún mercadillo autorizado", subrayó, "y mientras yo no reciba órdenes superiores, yo no autorizaré a nadie a vender en la vía pública".