CANDIDATURAS PSOE. CRONICA DE AMBIENTE

MADRID
SERVIMEDIA

Tan sólo el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, disputó los laureles de la popularidad al presidente del Gobierno, Felipe González, en la presentación de las candidaturas socialistas en el Palacio de Congresos Municipal de Madrid.

Belloch llegó al palacio en olor de multititud a las doce menos cuarto. El público le aclamó, le aplaudió y le animó en lo que enienden como una especie de cruzada personal contra los jueces que acosan al PSOE.

Las escenas de delirio en torno al ministro se reprodujeron al final del acto. Tras una veintena de intervenciones, cerradas con las palabras de González, ministros, miembros de la Ejecutiva y candidatos se deslizaron discretamente hacia las salidas laterales del salón entre saludos y abrazos.

Tan sólo Belloch quedó atrapado durante más de diez minutos por una avalancha de militantes que tenían el empeño tozudo de arazarle, saludarle, darle ánimos y besarle, sobre todo las señoras.

Gritos de "¡ánimo!", "te apoyamos" o "Belloch, machaca a Garzón" dejaron al ministro independiente sorprendido y aturdido. Mujeres jóvenes y maduras le pedían besos y abrazos y él como la más avezada estrella de rock repartía sus favores a diestro y siniestro.

Sin chaqueta y sonriente, atendía a todos mientras trataba de llegar a la salida y acogía los comentarios sobre el juez Garzón con discretas encogidas de hombros.

"Minstro, eres mucho más guapo que el cuadro de Caravaggio", le espetaba una militante de mediana edad, mientras una jóven que la acompañaba aseguraba "le he dado un achuchón que no se le va a olvidar en dos semanas".

Pese a que los encantos del ministro Belloch atrajeron a un público incondicional, fue el titutar de Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, el que más autógrafos firmó. Fue, con diferencia, el último en salir del recinto después de satisfacer a una larga lista de admiradores que folio y bolígafo en ristre esperaron pacientemente su turno para llevarse el preciado trofeo.

En este primer acto de la precampaña socialista casi todos quisieron estar presentes. Las ausencias más llamativas fueron las de Alfonso Guerra, que se reserva para aparecer junto a González en el cierre de campaña, y la del ministro de Administraciones Públicas, Jerónimo Saavedra, recientemente desautorizado por el presidente del Gobierno.

La entrada de González, estuvo acompañada de las consabidas muestras de adhesón de los 7.000 militantes y simpatizantes del PSOE asistentes al acto. Todos querían verle y si era posible tocarle. El entusiasmo colectivo alcanzó también a algunos miembros de la dirección socialista que, como Francisco Fernández Marugán o José Acosta, no tuvieron inconveniente en subirse en una silla para ver al líder.

La anécdota ideológica corrió a cargo del candidato socialista a la presidencia de Canarias, Augusto Brito, quién expresó a los presentes su deseo de convertirse en "una gaviota" pra sobrevolar el recinto y verlos a todos.

El presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, no dejó pasar la ocasión de puntualizar a su compañero canario que llevara "bien visible" un puño y una rosa en el pico para evitar cualquier confusión con el pájaro que figura en el anagrama del PP.

(SERVIMEDIA)
02 Abr 1995
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