Según explicó Rojas en el Parlamento, los Equipos de Valoración y Orientación (EVO), que son el órgano con competencia exclusiva para el reconocimiento, declaración y calificación del grado de minusvalía, actúan conforme a la legislación por la que, entre otras cuestiones, se aprueban los baremos a los que debe ajustarse el reconocimiento y examen del solicitante de declaración de minusvalía.

"Por lo tanto lo que se valora es el grado de discapacidad y no el diagnóstico de la enfermedad", indicó Rojas, quien aseguró que "los equipos de valoración no niegan a nadie el certificado de minusvalía si cumple con los requisitos estipulados en la ley".

En este sentido, los equipos de valoración y orientación no valoran la enfermedad, que ya viene diagnosticada, sino la entidad y grado de discapacidad como consecuencia de esa enfermedad.

En el caso específico de la fibromialgia, la valoración de la discapacidad resultante de tal enfermedad va encuadrada en el concepto "síndrome álgico" y en tal epígrafe se aplicará la puntuación correspondiente, lo que unido a los restantes factores requeridos por el citado Real Decreto 1971/1999, determinará el reconocimiento o denegación de la condición de discapacitado.

"Por todo ello, no resulta correcto afirmar que se niega el certificado de discapacidad a los fibromiálgicos, puesto que no es la enfermedad el objeto de la valoración, sino los efectos discapacitantes de la misma", apuntó.

"Si el grado de la enfermedad conlleva discapacidad según la baremación del Real Decreto se procederá a la declaración de minusvalía y si no, no", concluyó.