Esta modificación posterior a la devaluacón es consecuencia de las reglas de modificación del régimen agromonetario aplicable desde el 1 de enero de 1993 y supone un incremento del 3,9 por ciento respecto al anterior cambio, que oscilaba alrededor de las 169,250 pesetas.

El ministro de Agricultura, Pedro Solbes, ha asegurado que la devaluación será positiva por la subida de los precios institucionales, ya que aumentarán las ayudas de intervención, así como favorecerá las exportaciones de los productos agrícolas españoles.

Sin embargo, l COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) ha cuestionado esta subida de los precios, pues si bien favorecería a la remolacha azucarera, el posible efecto inflacionario contrarrestaría los incrementos de pagos compensatorios para los cultivos herbáceos (cereales y maíz, fundamentalmente).

Asimismo, valoró negativamente el incremento de los costes de producción, ya que los carburantes, fertilizantes y piensos proceden fundamentalmente de las importaciones, lo cual "podría llevara una pérdida real de ingresos".

Por ultimo, la organización agraria recordó que con la devaluación del 8 por ciento de la peseta hará subir la supertasa o multa por producción de leche que los ganaderos tendrán que pagar si superan su cuota, debido a que dicha sanción está establecida en ecus.