Los resultados se basan en el estudio de las consecuencias que tienen las altas temperaturas en el comportamiento humano, habiéndose demostrado que el calor aumenta la agresividad. La investigación se centró en un grupo de personas que, en un juego de ordenador, debía castigar a su oponente si éste cometía un error. A mayores temperaturas, los castigos elegidos por los participantes fueron más agresivos.

Las estadísticas criminales estadounidenses apoyan la reación entre las altas temperaturas y el porcentaje de agresiones, ya que durante el verano se producen un 2,6 por ciento más de asesinatos y ataques que durante el resto del año.

Una de las explicaciones parece estar en que la parte del cerebro que regula la temperatura del cuerpo está muy cerca de la zona que controla las emociones en el ser humano, aunque la interacción entre estas dos áreas todavía no está clara para los investigadores.

El estudio concluye que las emisiones de dióxido de carboo y otros gases, que producirán un aumento en la temperatura del planeta de entre 1,5 y 6 grados centígrados durante el próximo siglo, serán también responsables de un incremento en el índice de criminalidad.