Tahar Hadj-Sadok, que participó en las jornadas organizadas por la Fundación Entorno sobre "Los retos y oportunidades del comercio de derechos de emisión", señaló que en la reunión que celebrarán el próximo mes en La Haya(Holanda) los países que han firmado el protocolo se podría alcanzar un acuerdo sobre el sistema de intercambio de emisiones, pese a las importantes diferencias que todavía mantienen algunos gobiernos.

El representante de Naciones Unidas manifestó que entre las cuestiones que generan menos consenso destaca las posibles sanciones que se impondrán a los países que no respeten la cuota de emisiones de gases invernadero que se les ha asignado.

Para que el Protocolo de Kioto, que asigna a cada país y egión del planeta una cuota de emisión máxima, entre en vigor debe ser ratificado por el 55 por ciento de los países firmantes, siempre que sean responsables de, al menos, el 55 por ciento de las emisiones globales.

En la actualidad, sólo lo han ratificado un pequeño número de países, la mayoría pequeñas islas que se verían seriamente afectados por un calentamiento global del planeta.

El debate sobre el comercio de emisiones está retrasando la ratificación del protocolo y su cumplimiento, por lo ue Hadk-Sadok reclamó a los gobiernos que empiecen a adoptar medidas para reducir sus emisiones aunque todavía no haya entrado en vigor.

COMERCIO DE EMISIONES

Este comercio permitirá a los países que no cubran la cuota de emisiones que tienen asignada vender la diferencia a otros estados. No obstante, el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, declaró en las mismas jornadas que este mercado debe tener una limitación.

"Esaña cree", dijo, "que este mercado debe tener una limitación, de forma quelos países ricos, los países desarrollados tengan que abordar internamente otras políticas, otras acciones para reducir sus emisiones y no limitarse exclusivamente a aplicar los mecanismos flexibles o los de compensación".

La eurodiputada y directora gerente de la Fundación Entorno, Cristina García-Orcoyen, indicó en este sentido que el Parlamento Europeo ha reclamado a los Estados miembros que el comercio de emisiones no suponga más del 50 por ciento de las medidas que la UE adopte para cumplir el obetivo de reducción del 8 por ciento de sus emisiones.

Para García-Orcoyen, este comercio puede convertirse "en una herramienta, si se aplica correctamente, que logre que contaminar sea cada vez más caro y el mercado se encargará de dejar fuera de juego a las empresas que contaminen más".