La institución cameral advierte, sin embargo, que "una mezcla de política monetaria relajada y de incrementos salarios por encima del límite señalado haría imposible el descenso de la inflación, con las perniciosas consecuencias derivadas de ello".

El informe prev asimismo un crecimiento del PIB del 3 por ciento, con un aumento del 3,2 por cien en la demanda interna. El crecimiento de la demanda sería el resultado de un incremento del 5 por cien en la inversión, del 3,3 por cien en el consumo público y del 2,9 por cien en el consumo privado.

La Cámara también pronostica una lígera mejoría del saldo de la balanza por cuenta corriente, que se situaría en el 3 por cien del PIB, dos décimas menos que en 1990.

De acuerdo con este cuadro macroeconómico, el PIB spañol seguirá manteniendo un ritmo de crecimiento superior al de todos los países de la OCDE, con la excepción de Japón, aunque para ello sería conveniente aplicar una política económica liberalizadora.

Las líneas de política económica sugeridas por la Cámara de Comercio incluyen el objetivo de alcanzar un superávit presupuestario en los próximos años, privatizar "amplias parcelas del sector público", y efectuar una reforma fiscal con sustanciales reducciones de los tipos impositivos.