Según datos facilitados a Servimedia, elinforme, realizado por iniciativa de la Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud, tenía como objetivo principal "detectar situaciones de riesgo para orientar posibles medidas preventivas".

De los 468 partes de incidencia -sobre accidentes sucedidos en las piscinas madrileñas durante el verano pasado- que lograron reunir los autores del estudio, las "heridas", "incisiones" y "laceraciones" fueron las que arrojaron el porcentaje más alto de consultas médicas (28%), siendo los miembros infriores los más afectados por este tipo de incidentes.

El 15% de los accidentes que necesitaron de atención médica fueron por las picaduras de insectos, el 14% por epistasis, el 13% por contusiones, el 7% por alergías, el 5% por conjuntivitis y otitis y el 2% por quemaduras. En los accidentes detectados, sólo se registraron 3 casos de "asfixia por inmersión".

Según el citado informe, los accidentes responden, por lo general, a causas muy específicas de cada piscina, más relacionadas con condicione estructurales (losetas levantadas o pavimentos en mal estado) o uso indebido de las instalaciones, que con la calidad sanitaria del agua.

La Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud, a cuyo frente está Ricardo García, considera que, a pesar de las mejoras que han ido detectando en piscinas -referente a aspectos de coloración, filtración, canalillos, pediluvios, presencia de socorrista o personal médico-, "es necesario insistir en la tareas inspectoras en estas instalaciones recreativas para disminuir las situaciones de riesgo, profundizando en la corrección de las anomalías detectadas".