Así lo expuso en su intervención nada más tomar posesión como presidenta de este órgano consultivo al que llega, indicó, tras una vida dedicada “al servicio público” que le ha llevado a estar en el Ejecutivo y en el Legislativo tanto en el nivel autonómico como en el nacional.

Calvo afirmó que “siempre conviene reducir el adanismo lo más posible” porque “quien no sabe de dónde viene es muy difícil que sepa a dónde va”, expresó, después de indicar que “ésta casa es la casa de la reflexión jurídica, no de la controversia política”.

“Somos quienes, de manera objetiva, moderada y técnica ayudamos al Gobierno en su tarea de impulsor de la legislación en nuestro país, como todos y todas aquí sabemos. Tenemos por delante una tarea que viene de muy atrás”, apuntó rememorando que en 2026 el Consejo de Estado cumplirá 500 años, lo que lo convierte en “el más antiguo de Europa, seguramente el más antiguo del mundo”.

Calvo recibió la toga y el collar que le acredita como presidenta con el ponente de la Constitución Miguel Herrero y Rodriguez de Miñón y la expresidenta del Tribunal Constitucional María Emilia Casas, y reivindicó la fortaleza de las instituciones democráticas en España.

Al acto acudieron, entre otros, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente; el vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis; el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz; y el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo; así como la expresidenta de la Cámara Baja Meritxell Batet y la expresidenta del Consejo de Estado Magdalena Valerio.

Precisamente, sobre Valerio, presente en el acto, comenzó hablando el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, cuando inició su intervención agradeciendo la labor al frente del Consejo de Estado de la exministra de Trabajo, a la que se cesó en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Supremo.

Además, Bolaños ensalzó la defensa de la democracia y del feminismo de Calvo y alertó de que la “polarización es un riesgo” para la democracia porque la “deteriora”, y advirtió que en este tiempo “es más necesario más diálogo y más política”.

El ministro ahondó en que en “los últimos años están sufriendo nuestras sociedades una polarización extrema donde no se concibe al distinto como una persona que piensa de manera diferente, sino que se le ve como un adversario”.

Y “el debate político se convierte en ocasiones en una pugna en una suerte de guerra sin cuartel contra el que piensan distinto”, por lo que reivindicó el “sosiego, el diálogo, el conocimiento, estudio y reflexión” que ocurre en el Consejo de Estado.

En este sentido, el ministro alertó que “esa polarización consigue que haya desconfianza en las instituciones, que se cuestionen su legitimidad” y, al fin, que se deteriore la democracia. Por ello, “para mí defender la democracia es desechar la tensión, desechar las mentiras o desechar la polarización, y apostar por el diálogo por los acuerdos, por el respeto institucional entre instituciones” donde esté “cada uno ejerciendo las competencias que le corresponden y apostar por instituciones más fuertes”.

Porque, remachó, “ser demócrata es apostar por las instituciones, no deshumanizar, al contrario, muy al contrario, entenderle e intentar hasta defender sus ideas”, concluyó el titular de Presidencia que, intervino por delegación del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez.