"La pesidenta dirige los debates con inflexibilidad y un punto de autoritarismo y siempre se vence en sus decisiones a favor del Gobierno y del Grupo Popular de un modo claro", dijo Caldera a Servimedia. "Me quejo porque eso no contribuye en modo alguno a enriquecer la calidad democrática del Parlamento".

Caldera aseguró que no recuerda en su larga experiencia parlamentaria que "ni una sola vez" se haya denegado la palabra a un portavoz que invocase el artículo 71.3 del Reglamento, como le ocurrió a él tra el incidente que se produjo el jueves en la Cámara Baja, a raíz de que el diputado socialista Victorino Mayoral calificase de "posición de colegio de monjas" la intervención de la diputada popular Ana Torme.

"Yo iba a pedir que este incidente no se saldara negativamente para el Parlamento. Iba pedir tolerancia, e igual que el diputado socialista había pedido disculpas, yo iba a raticarlas y a solicitar del Grupo Popular que hiciera lo propio y que retirara su intolerable acusación hacia el Grupo Parlmentario Socialista de que es un grupo machista".

"Estoy convencido", dijo Caldera, "de que esa petición hubiera sido atendida por el Grupo Popular, pero lo impidió la señora presidenta con su comportamiento. Y creo que se están acumulando demasiadas situaciones de este tipo, que perjudican notablemente el trabajo del Parlamento y, sobre todo, el clima de entendimiento y de tolerancia que tiene que presidir los debates".

El citado artículo del Reglamento señala que "cuando la alusión afecte al deoro o dignidad de un grupo parlamentario, el presidente podrá conceder a un representante de aquel el uso de la palabra" por tiempo no superior a tres minutos.

Caldera concluyó que "el incidente del jueves, al final, se salda con una imagen negativa del Parlamento, y debe ser la presidente quien vele, con independencia y con ecuanimidad, porque esto no ocurra".