En este sentido, el informe considea necesario que, en un contexto de huida generalizada hacia la liquidez de los inversores, "los gobiernos necesitarán dar señales claras a corto plazo de que se mantendrá la ortodoxia de las políticas fiscales y monetarias".

Si no se alcanzan estas medidas, el informe advierte de que la tendencia será una contracción de la actividad superior al 1% a finales de este año, y nuevos descensos en la inversión directa y en cartera, "poniendo en duda la sostenibilidad del déficit de la balanza por cuenta coriente (parte de la balanza de pagos que incluye las mercancías, servicios y transferencias) de la región y, por tanto, el cumplimiento de las obligaciones con los acreedores externos".

En cuanto al caso brasileño, el informe lo diferencia del argentino, pues "Brasil lleva haciendo los deberes tres años y medio, mientras Argentina todavía está perfilando su estrategia económica cinco meses después de que saltara la crisis".

El programa económico en Brasil se ha basado durante este tiempo, según elinforme, "en la credibilidad del equipo de gobierno" que se convierte en "punto débil" en el momento en que "existe una amenaza de un giro de la política económica" ante la posibilidad de que en octubre alcance la presidencia del país Luiz Inacio "Lula" da Silva, del Partido de los Trabajadores.