No obstante, la caja destaca que, a pesar de esta ligera reducción (el PIB acabó 1998 con un ritmo de crecimiento del 3,8%), España continúa teniendo un mayor dinamismo en su economía que sus principales competidoes europeos.

Esta evolución se explica por el fuerte impulso de las importaciones y por el crecimiento sostenido de la demanda interna, así como por el deterioro de la demanda exterior, que ha afectado a las exportaciones.

Por su parte, el consumo privado estabilizó su ritmo de crecimiento. Caixa Catalunya aprecia algunos signos de contención en esta variable, debido a cierta desaceleración en la creación de empleo y al descenso de la confianza de las familias.