La degradación de los suelos, como consecuencia de la sobreexplotación o el proceso de desertización que afecta a parte importante de la superficie terrestre, provoca este efecto, según revelan los datos recogidos en el "Atlas del medio ambiente" elaborado por Geoffrey Lean y el profesor Hinrichsen.

Además, cada año se pierden un millón y medio de hectáreas de regadíos por fecto de la salinización y los contaminantes reducen de forma considerable el rendimiento de la tierra.

Después de cuatro décadas de crecimiento, en la segunda mitad de los años 80 la producción empezó a disminuir. Mientras que entre 1950 y 1984 la producción per cápita de grano pasó de 246 kilos a 345, en 1988 se situó en 296 kilos.

Entre 1987 y 1992 el mundo dejó de producir lo suficiente como para satisfacer la demanda y en 1988 los Estados Unidos cosecharon por primera vez en la historia meno grano del que necesitaban para alimentar a su población.

El trabajo también destaca el importante incremento que experimentó la producción de cereales entre 1950 y 1986, pasando de 700 millones de toneladas a 1.800.

Sin embargo, mantiene que Africa produce en la actualidad un 27 por ciento menos de alimentos por habitante que en 1967, mientras que Europa occidental produce cerca de un 30 por ciento más.

De los 400 millones de personas condenadas al raquitismo y al riesgo permanente de enferedades graves, dos terceras partes viven en Asia y la quinta parte en Africa.

Para conseguir un uso más racional de la tierra y un reparto más equitativo de la producción, los autores del trabajo proponen a los gobiernos prestar mayor atención a los pequeños agricultores y dedicar las mejores tierras a la agricultura de subsistencia.