El informe, realizado por el equipo de los doctores Katherine Young y Edward Thackston de la Universidad de Vanderbilt (EEUU), se basa en datos obtenidos en los sistemas de desagüe de la ciudad estadounidense de Nashville.

Aunque las heces de los animales no son tan peligrosas como las humanas, la exposición a ellas puede causar gastritis y contaminar los ríos, eliminando el oxígeno necesario para la fauna fluvial.

Los expertos han apuntado dos factores de la contribución de lasmascotas a la contaminación. En primer lugar, apuntan a la gran concentración de animales de compañía en las áreas urbanas, y al hecho de que las heces de estos animales se encuentren en las calles, parques y demás superficies planas, lo que hace que no se descompongan de forma natural, sino que se incorporen al alcantarillado de las ciudades.