La iniciativa está dirigida a los cerca de 40 menores que residen actualmente junto a sus madres en centros dependientes de la corporación insular.

Tiene como objetivo reducir el impacto relacionado con la vivencia de la violencia y el fortalecimiento personal que favorezca sus relaciones interpersonales, afectivas y sentimentales.

La consejera insular de Asuntos Sociales, Cristina Valido, señaló que será "la primera experiencia de este tipo en Canarias y una de las pocas que existe a nivel nacional".

"Está basada", explicó, "en el convencimiento de que el maltrato a la mujer también tiene repercusiones en sus hijos, ya que aunque la violencia no se dirija hacia ellos, se ha encontrado que ser testigo de la misma puede asociarse a una serie de problemas conductuales y emocionales".

El trabajo se inicia con una valoración inicial de cada menor para calibrar el posible impacto de violencia vivida directa o indirectamente. A partir de ahí, se diseña un plan de intervención.