Esa propuesta, que deberá ser debatida y votada por la Eurocámara y el Consejo Europeo, refuerza el derecho a la reparación de los consumidores con reparaciones sencillas y atractivas y se alinea con los objetivos del Pacto Verde Europeo de reducción de los residuos.

En las últimas décadas se ha solido dar prioridad a la sustitución frente a la reparación cuando los productos empiezan a fallar y no han ofrecido incentivos insuficientes a los consumidores para que reparen sus bienes tras expirar la garantía jurídica.

La propuesta hará que sea más fácil y rentable para los consumidores reparar los productos en lugar de sustituirlos. Además, una mayor demanda se traducirá en un impulso para el sector de la reparación, al tiempo que incentivará a los productores y vendedores a desarrollar modelos de negocio más sostenibles.

La propuesta velará por que se reparen más productos dentro de la garantía jurídica y que los consumidores dispongan de opciones más sencillas y baratas para reparar productos técnicamente reparables (por ejemplo, aspiradoras y, posteriormente, tabletas y teléfonos inteligentes) cuando la garantía jurídica haya expirado o cuando el producto ya no funcione debido a su desgaste.

Actualmente, un consumidor puede solicitar al vendedor que repare o reemplace un bien sin cargo en el caso de defectos que se deban a la falta de conformidad de los bienes con un contrato de venta.

Según las nuevas reglas, cuando la reparación sea más barata o de igual coste, los vendedores tendrán que proporcionar una reparación gratuita como remedio, dentro de un tiempo razonable y sin ningún inconveniente para el consumidor.

La Comisión Europea va más allá de la garantía legal al proponer que los productores de bienes sujetos a requisitos de reparabilidad, como televisores o lavavajillas, estén obligados a reparar un producto durante 5 a 10 años después de la compra -según el tipo de producto-, salvo que sea imposible (por ejemplo, si los productos se dañan de tal manera que la reparación es técnicamente imposible).

PRODUCTOS

La propuesta cubre los bienes de consumo (cualquier cosa mueble tangible) y se refiere a cualquier defecto que pueda ocurrir en ellos, estén o no bajo garantía legal. El productor tiene la obligación de reparar los bienes durante 5 a 10 años después de que fueron comprados, según el tipo de producto, para los cuales se establecen requisitos de reparabilidad en los actos jurídicos de la UE.

Los bienes para los que actualmente existen requisitos de reparabilidad incluyen lavadoras domésticas y lavadoras-secadoras domésticas, lavavajillas domésticos, aparatos de refrigeración, pantallas electrónicas, equipos de soldadura, aspiradoras y servidores y almacenamiento de datos.

Próximamente se incluirán en esta lista los teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos y tabletas, cuando se adopten los respectivos requisitos de reparabilidad de ecodiseño.

FORMULARIO

Las nuevas reglas ayudarán a los consumidores a encontrar servicios de reparación adecuados, por ejemplo, a través de plataformas nacionales de reparación en línea, donde los consumidores pueden encontrar fácilmente un reparador en función de diferentes criterios de búsqueda, como la ubicación.

Los consumidores también tendrán derecho a solicitar al reparador que proporcione el Formulario Europeo de Información de Reparación sobre el precio y las condiciones clave de la reparación. Este documento les ayudará a comparar fácilmente diferentes servicios de reparación en función de aspectos clave, como el precio, la duración de la reparación o la disponibilidad de un producto de reemplazo durante la reparación. Estas condiciones deben permanecer sin cambios durante 30 días.

También se desarrollará un estándar de reparación europeo para ayudar a identificar a los reparadores que se comprometan con un servicio de mayor calidad, por ejemplo, en lo que respecta a la duración.

Un reciente Eurobarómetro ha indicado que el 77% de los europeos se siente personalmente responsable de actuar para limitar el cambio climático. Los productos desechados son a menudo productos viables que pueden repararse, pero se suelen eliminar prematuramente, lo que se traduce en 35 millones de toneladas de residuos, 30 millones de toneladas de recursos y 261 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero en la UE cada año.

Además, las pérdidas de los consumidores al optar por la sustitución en lugar de la reparación se calculan en casi 12.000 millones al año.