La introducción de esta tasa, que se aplicará a los combustibles para iluminación, calefacción y fuerza en la industria, el comercio, la agricultura, la administración pública y otros servicios, permitirá al ReinoUnido respetar sus compromisos internacionales de reducción de gases de efecto invernadero y avanzar en la reducción de las emisiones de CO2.

La CCL supone un progreso en la acción del Gobierno británico en materia de fiscalidad medioambiental y juega un papel central en su estrategia destinada a reducir un 12,5% las emisiones de gases de efecto invernadero, objetivo establecido en el marco del Protocolo de Kioto.

En concreto, la tasa permitirá disminuir en alrededor de 5 millones de toneladas anales la producción de carbono hasta el año 2010, y al menos la mitad de este ahorro se obtendría a través de acuerdos CCL con sectores de alta intensidad energética.

La tasa debería recaudar 1.000 millones de libras esterlinas en su primer año. El impuesto se percibirá en el punto de venta al consumidor final, y para evitar la doble imposición, no se aplicará en los casos en los que un producto imponible sea utilizado para producir otro también sujeto al tributo.

Los productos del petróleo estará exentos de este impuesto al estar ya sujetos a impuestos especiales de conformidad con las Directivas CEE 92/81 y CEE 92/82 del Consejo. La CCL se aplicará asimismo a los productos importados cuando se utilicen en el Reino Unido, pero no a los que se empleen fuera de Gran Bretaña.