En una intervención cargada de ironía, Borrell indicó que sólo cuando se comunica el ajuste a la Intervención General del Estado, este órgano limita los créditos a las áreas de la Administración afectadas, por lo que la reducción presupuestaria es, a su juico, una "operación de marketing político retórico, hueco y fruto de la improvisación y la inconcreción".

Borrell reconoció que asignar recortes a unas u otras áreas es "difícil" porque siempre hay alguien que resulta perjudicado y no entró en valoraciones más profundas de la decisión del Gobierno en espera de que "salgan del limbo en el que se encuentran".

En su opinión, el Consejo de Ministros "no ha tomado hoy ninguna decisión", aunque "claro, no pueden salir diciendo que no han adoptado ningún cuerdo. La noticia de la reunión del Gabinete de hoy es que el Gobierno ha postpuesto hasta el uno de junio el recorte presupuestario".

Tras calificar de "prosa bucólica" las afirmaciones hechas por el responsable de economía del Ejecutivo, Rodrigo Rato, anunció que el PSOE se opondrá "radicalmente" a cualquier recorte de los gastos sociales y pidió que no se redujeran las inversiones del Estado, tal y como prometió José María Aznar durante la campaña electoral.

"Dijeron que es posible reducir eldéficit sin recortar la inversión, tan sólo eliminando el despilfarro del gobierno socialista, vamos a ver si encuentran el despilfarro, porque sería decepcionante que ocurriera lo mismo que con los 5.000 altos cargos socialistas que ahora se han quedado sólo en 426, con un error del 90%", afirmó.

El ex ministro socialista aseguró que la reducción de altos cargos anunciada por Rato es una medida de "demagógica de marketing político". Según dijo, los cargos más altos de la Administración (secretarios d Estado, vicepresidentes...) se han multiplicado y el recorte se ha limitado a los directores generales, en su mayoría funcionarios, que tendrán que seguir desempeñando algún trabajo dentro de la función pública.

Esta medida, por tanto, "si produce algún ahorro será calderilla" y además, vaticinó, los puestos que han suprimido tendrán que volverse a crear porque las estructuras de esas direcciones generales siguen funcionando y han pasado a depender directamente del secretario de Estado correspondient, lo que en la práctica supondrá la parálisis".

"El coste de esta remodelación será altísimo para los ciudadanos, que tendrán que pagar la ineficacia y la lentitud de la administración", dijo.

En un tono irónico, puso como ejemplo de la falsedad de este recorte el hecho de que "Moncloa pase a ser Supermoncloa, con 2 vicepresidentes y 5 secretarios de Estado" (con el Gobierno socialista se suprimió la figura del vicepresidente tras la dimisión de Narcís Serra y existían 2 secretarios de Estado). En cuanto a la intención del Gobierno popular de privatizar todas las empresas públicas en esta legislatura, Borrell indicó que "a ningún empresario se le ocurriría vender sus máquinas para reducir su déficit. Vendiendo patrimonio no se reduce el déficit, tan sólo se puede financiar. Además no han tenido en cuenta que si enajenan las empresas públicas que ganan dinero no se podrán compensar las pérdidas de las que tienen cuentas de explotación negativas".

Los socialistas se opondrán a la "venta indscriminada y genérica de las empresas públicas".

Sobre la propuesta del diputado de CiU Francesc Homs de reducir el Presupuesto del Estado de este año en un billón de pesetas, Borrell dijo que "Homs tiene tendencia a las grandes cifras, pero nunca dice de donde hay que reducir y creo que no sería partidario de que ese dinero salga de las transferencias a las comunidades autónomas. Los recortes siempre afectan al vecino, pero no sabemos quines son los vecinos del señor Homs".

Asimismo, rechazó la ropuesta del Gobierno de controlar mensualmente las cuentas de las empresas públicas, por entender que están sujetas a fluctuaciones del mercado que no se rigen por los mismos criterios que la Administración" y recordó que la Seguridad Social, entidad a la que también se aplicará el control mensual, siempre ha estado controlada como parte de la Administración que es.

Finalmente valoró como negativo el efecto que han tenido los vaivenes de opinión del nuevo Gobierno sobre la necesidad de retrasar o no a Unión Monetaria. "Los juegos malabares con los relojes han tenido un efecto negativo sobre los mercados financieros, pero no vamos a sacar punta al lápiz ante la primera torpeza cometida por el Ejecutivo".