Borrell ironizó así sobre la afirmación del presidente del PP, José María Aznar, de que no bajará los impuestos, como había promtido, en tanto no logre recortar el déficit público. En resumen, dijo el ministro, "hará lo posible para que le cuadren las sumas, lo cual es requisito básico de cualquier oferta política".

El responsable de Obras Públicas aseguró también que el trabajo "no es una mercancía, sino un proyecto de integración social para cada persona", que no puede depender únicamente de los vaivenes del mercado, porque por sí sólo no resuelve el problema del desempleo.

Se declaró contrario a quienes pretenden una dsregulación del mercado de trabajo y defendió el reparto del empleo mediante la creación de las condiciones necesarias para que "el trabajo socialmente útil se distribuya de forma que todo el mundo tenga oportunidad de participar".

Borrell se mostró partidario de que los incrementos de productividad que origina la difusión de tecnología avanzada se reflejen en una reducción del tiempo trabajado por cada persona a lo largo de su vida laboral e insistió en que el problema del paro es prioritario para lo socialistas.