Además, los bomberos amenazaron con negarse a acudir a siniestros que se produzcan fuera del término municipal de Zaragoza, en tanto no se llegue a un acuerdo con la Diputación General de Aragón.

La presencia de los bomberos, que hicieron sonar silbatos y desplegaron pancartas en las que se aludía al lamentable estado de los equipos que utilizan en su trabajo, obligó al alcalde saliente, el socialista Antonio onzález Triviño, a dar por concluída la sesión antes de tiempo, por lo que los concejales se vieron privados de la oportunidad de despedirse públicamente tras sus cuatro años de mandato.

Durante los veinte minutos que duró el pleno, antes de su precipitada clausura, quedaron aprobadas las actas de las últimas reuniones municipales. Tras la accidentada sesión, González Triviño intentó quitar importancia al incidente y aseguró que la actitud de los bomberos está lejana de las "formas democráticas para ngociar".