El dólar se depreciaba hoy hasta las 136,87 pesetas, desde las 137,41 de ayer, después de una jornada de pérdidas que se inició en Tokio y siguió en Europa, donde la divisa estadounidense se pagaba a 1,66 marcos, desde los 1,67 de ayer.

El índice Ibex concluyó la jornada con una pérdida de 40,60 puntos y se colocó en 3.552,24 puntos. El índice de la Bolsa de Madrid concluyó la jornada con una caída e 2,84 puntos y se colocó en 324,48 por ciento.

Otra vez más las compra-ventas se han concentrado en media docena de valores, con Iberdrola, Telefónica y Fecsa como principales motores del movimiento de títulos. La contratación global alcanzó los 30.797 millones de pesetas, de los que cerca de 11.000 correspondieron a operaciones de cambio convenido.

Las aplicaciones sirvieron para engordar la negociación en una bolsa en la que el dinero sigue sin aparecer con claridad. El 'broker' del BBV encabeaba este tipo de operaciones con una aplicación de 499.000 títulos del Banco Popular, un 1,72 por ciento del capital, a 15.120 pesetas, con un monto total de 7.544 millones de pesetas efectivas.

También BBV intercambiaba 795.000 títulos de Cantábrico, un 2% de su capital, a 4.630 pesetas, lo que suma un monto total de 3.680 millones de pesetas. Otros 598 millones correspondían a una operación realizada por el 'broker' Inverban sobre Fecsa a 1.015 pesetas y en la que se movían 589.550 acciones. Este mimo intermediario se aplicaba otras 283.318 acciones de la eléctrica a 1.010 pesetas por un valor total de 286 millones de pesetas.

Banesto, por su parte, que logró anotarse ganancias de más del 3 por ciento durante la jornada, se vio arrastrado a última hora por las ventas y concluyó la jornada en su mínimo del día en 740 pesetas, con una pérdida de 10 pesetas respecto a la sesión de ayer y una negociación de 236.349 títulos. Sus acciones nuevas, sin embargo, ganaron 18 pesetas, un 2,48 por ciento, y e situaron en 743 pesetas al cierre.

En el mercado de deuda, que durante la mañana logró recuperar posiciones, la apertura con subidas de tipos del bono americano provocó aquí una reacción similar y las obligaciones a diez años se mantenían en rentabilidades del 9 por ciento, frente al 7,81 por ciento de la última subasta, es decir del mercado primario.