Algunos se construyeron improvisados telescopios utilizando cajas alargadas de cartón provistas de espejos debidamente orientados en sus dos extremos. Otros trataban de suplir la falta de previsión encaramándose a unos zancos que les permitían tener una cierta perspectiva a pesar de encontrarse en las filas de etrás.

Dado el estricto control policial, que impedía a los más jóvenes encaramarse a farolas y fachadas por motivos de seguridad, los sevillanos tuvieron que ingeniárselas de mil maneras para tener su propio recuerdo visual del acontecimiento.

Los vendedores ambulantes hicieron su agosto despachando gorras y banderas de España y de Andalucía en las que figuraban los rostros de los novios y el lema "Boda Real". También abundaban las pancartas de factura propia en las que se leían mensajes de feliitación.