BODA INFANTA. EL ARZOBISPO DE SEVILLA ANIMA A LOS NOVIOS A COMPARTIR S AMOR CON TODOS LOS QUE PIDEN POR SU FELICIDAD
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El arzobispo de Sevilla, monseñor Carlos Amigo, exhortó a los novios durante la homilía de la ceremonia nupcial, para que compartan su amor. "Vuestra felicidad, también en parte a todos nos pertenece", dijo, "pues juntamente con vosotros oramos al Padre y le pedimos que confirme vuestro amor y os haga siempre felices".
Monseñor Amigo, que ofreció sus consejos sentado delante del altar mayor, comenzó sus palabras dirigiédose a los Reyes y al resto de los asistentes: "Majestades, queridos hermanos...", sin hacer ninguna otra distinción.
"Entre todas las cosas, lo más grande, lo más duradero y lo más importante es el amor", señaló el arzobispo, que recordó que esas palabras se han repetido desde los primeros días de la creación del Mundo, "cuando de las manos de Dios iban saliendo todas las bendiciones".
La renuncia a las singularidades previas de cada uno de los contrayentes y la entrega mútua sin reservas, juntocon la consagración de la unión ante los ojos de Dios, fueron los temas principales de la intervención central de Monseñor Amigo.
IGUALES EN OBLIGACIONES
"San Pablo pide a la esposa que respete a su marido, y esa recomendación no siempre se ha entendido sin recelos acerca de una posible discriminación de la mujer", comentó el arzobispo, quien se apresuró a destacar que "mucho más le pide al esposo: que quiera y respete a su mujer como Cristo amó a sus hijos".
"El matrimonio es pacto de alianza,no sólo entre el hombre y la mujer, sino entre los esposos y Dios, porque es una señal, una alianza, que hemos visto en el amor que Cristo ha manifestado por su Iglesia", aseguró. "Qué buen pueblo para un Rey tan amable como Dios", añadió.
EL VINO QUE NO ACABA
Recordó el episodio de la Boda de Canaá, en que el agua se convirtió en vino. "El sacramento del matrimonio, como el vino de Canaá, nunca se acaba", afirmó. "Si con el tiempo, y otras tantas sinrazones, el amor se enfría o va camino de convertrse en el agua de la indiferencia recíproca, siempre estará llena, por la gracia del sacramento, la tinaja del vino generoso del amor de Dios".
Amigo concluyó su homilia deseando que en la casa de los nuevos esposos "haya felicidad y abundancia de todos los bienes mejores. Que vean a los hijos de sus hijos y que sus días discurran en la paz".
(SERVIMEDIA)
18 Mar 1995
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