BODA (CRONICA). BARCELONA VIBRO CON LA BODA DEL AÑO, QUE DISCURRIO SEGUN LO PREVISTO EN UNA JORNADA DE TIEMPO ESPLENDIDO

BARCELONA
SERVIMEDIA

La boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín transcurrió esta mañana de acuerdo con todas las previsiones, sin que se produjese ningún contratiempo destacado y con una presencia masiva de barceloneses en las calles de la Ciudad Condal.

Los cálculos oficiales situaron en torno a medio millón el número de personas que siguieron los actos, que vivieron los momentos más emocionantes de la jornada cuando los novios pronunciaron el "sí quiero" en la Catedal de Barcelona al filo de las once y media de la mañana.

Desde las nueve y media de la mañana, fueron llegando a la catedral representantes de las 40 familias reales invitadas, el Gobierno en pleno, ex presidentes y las principales autoridades del país. En el capítulo de ausentes estuvieron los previstos, como el líder de IU, Julio Anguita, y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz.

Iñaki Urdangarín llegó a la catedral acompañado de su madre a las 10,34 horas de la mañana y aguardó a la novia en l interior del templo hasta las once en punto, hora en que comenzó oficialmente la ceremonia del enlace.

El gran calor que se registró dentro de la catedral fue uno de los protagonistas de los esponsales. En contra de lo previsto, las puertas de la catedral tuvieron que permanecer abiertas durante el acto y los 80 minutos que duró la ceremonia fueron de un continuo aleteo de abanicos y programas de la Eucaristía por parte de los invitados.

No faltaron incluso las indisposiciones de algunos de lospresentes, como Fernando Barbeito, compañero de equipo de Urdangarín, y la mujer del ex presidente Leopoldo Calvo Sotelo, que tuvo que abandonar el acto para recibir asistencia médica aquejada de un ataque de ciática. El novio también sufrió los rigores del calor y tuvo que quitarse el sudor de la frente en numerosas ocasiones.

OJERAS Y GUIÑOS

El misterio del vestido de la novia se desveló a las once menos cinco de la mañana, cuando descendió del coche junto al Rey Juan Carlos. El vestido era de sed valenciana, liso por delante, con escote de barco, velo y cola labrada moderadamente larga. La manga era pegada de tres cuartos.

La diadema y los pendientes eran del siglo XIX y pertenecían a la madre de la novia, la reina Sofía. La diadema era rusa, de oro, plata y diamantes.

Doña Cristina y Don Iñaki se mostraron muy relajados durante toda la ceremonia. A pesar del cansancio acumulado durante estos días, que se puso de manifiesto en las ojeras que presentaba Doña Cristina, la pareja estuvo soniente en todo momento, intercambiándose miradas de complicidad y dirigiendo guiños y gestos a sus respectivas familias.

El arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, agradeció a la pareja la buena sintonía que han demostrado tener con su ciudad adoptiva y les pidió que "no pierdan nunca la sencillez" que les ha hecho ser tan bien recibidos por los catalanes.

En el apartado de anécdotas, destacó que Doña Cristina no olvidó pedir la venia preceptiva a su padre antes de decir el "sí quiero", como e sucedió a su hermana en Sevilla.

También fue llamativo que Doña Cristina llevara dos pendientes en una de sus orejas y que Urdangarín le colocara el anillo a la Infanta en la mano derecha, a pesar de que en Cataluña es tradición que se ponga en la izquierda.

En el recuerdo de detalles quedó además la delicadeza con que el novio retocó la posición del velo a Doña Cristina y la caída de una de las trece arras que se intercambiaron los novios.

Para los expertos en cuestiones de protocolo fue ignificativo el leve "error" que cometió Iñaki Urdangarín cuando al descender del coche a la llegada a la catedral, cogió inopinadamente del brazo a su madre. Esta le corrigió siendo ella quien depositó el brazo en el hijo.

Puso el colofón a la ceremonia la explosión de júbilo que se oyó en el exterior de la catedral cuando el novio y la novia dijeron el "sí quiero".

COMIDA EN PEDRALBES

Tras el oficio religioso, los novios se dirigieron en coche descapotable a la Basílica de la Merced, donde laInfanta entregó en ofrenda su ramo de novia. Antes de este acto, la pareja presenció una demostración de sardanas y a la salida, se dieron el correspondiente beso ante la multitud, tras lo cual vieron una exhibición de los tradicionales "castellers" catalanes (torres humanas).

Por último, se dirigieron al Palacio de Pedralbes para hacerse las fotografías de rigor y asistir al posterior banquete.

Los invitados comieron un menú compuesto por `Sorpresa de quinoa real verduras' como primer plato, lom de lubina y `souflé' de langostinos. Los vinos fueron de Rueda, Rioja y cava. Los postres consistieron en un " `Preludio de chocolate amargo' y una tarta nupcial de cinco pisos.

Tras celebración del almuerzo los novios emprendieron su Luna de Miel que se prolongará por espacio de una semana y que se desarrollará en un destino que la pareja mantiene en secreto.

(SERVIMEDIA)
04 Oct 1997
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