A las 12 en punto una riada de personas, la mayoría de ellas empleadasen los centros de trabajo que circundan la plaza de las Cortes, salieron a la calle para mostrar su indignación con su protesta silenciosa.

Desde el Congreso, portavoces parlamentarios y diputados como Luis de Grandes, Jesús Caldera, Bernarda Barrios, Rosa Conde, José Juan González de Txabarri, Francisco Fernández Marugán o Jesús Posada, encabezaron la manifestación ocupando las escaleras de la puerta principal de la Cámara entre los emblemáticos "leones".

Junto a ellos, cocineros, camareros, ugires, taquígrafos, bibiotecarios, miembros del servicio de limpieza, periodistas e incluso los policías que habitualmente se ocupan de la seguridad externa del edificio, formaron una masa unida por el silencio y que, apenas salió a la calle, consiguió la paralización inmediata de la circulación.

Los vehículos pararon los motores y los conductores, puestos en pie, se sumaron a la protesta. Poco a poco, trabajadores de los vecinos hoteles Villa Real y Palace, con sus uniformes de trabajo, se sumaron al gupo y prorrumpieron en un largo aplauso que, como una oleada, comenzó en la puerta del Sol y se fue extendiendo por todas las calles del centro de Madrid.

A pesar de que la convocatoria era silenciosa, hubo un momento en que los presentes no pudieron contener los gritos de "ETA, asesina", e incluso un pequeño grupo pidió "cadena perpetua" para los terroristas.

Al finalizar el acto, los diputados presentes se fundieron en emotivos apretones de mano con un grupo de trabajadores de la construcción qe, ataviados con casco y mono, habían abandonado las obras de reforma del hotel Palace para sumarse a la manifestación, tras la cual espetaron a los políticos: "A por ellos, vosotros que podéis, nosotros sólo podemos hacer esto".

A esta petición, el portavoz del Grupo Popular, Luis de Grandes, respondió "entre todos podemos" y di ánimo a los congregados para mantener el espíritu de solidaridad y lucha que se ha generado en estos días.