EI System, el Megastore informático más grande España, vendió en sólo tres horas 700 copias de Windows'95 a un precio de 16.900 pesetas, 2.000 pesetas por debajo de la referencia marcada por Microsoft para el mercado español, que es de 19.900.

Por su parte, Vobis Computer, la cadena de tiendas informáticas más grande d Europa, que cuenta con establecimiento en Barcelona, alcanzó unas ventas en dos horas de 300 copias, al precio de 17.300 pesetas.

Los responsables de la tienda de informática de El Corte Inglés en Madrid, que también abrió a las doce de la noche, no han querido concretar las cifras de ventas logradas.

El director de marketing de EI System, José Cerdán, señaló a Servimedia que "se ha creado tal expectación que la gente no mira si se trata de un producto caro o barato, o si es lo que requieren susnecesidades informáticas".

Algunos distribuidores de Windows han empezado a asumir parte de estos riesgos y están comercializando el producto por debajo de las 15.000 pesetas, lo que ha hecho pronosticar una 'guerra' de precios a algunos de los operadores del sector.

En cualquier caso, añadió Cerdán, la competencia en precios tendrá efectos limitados, ya que difícilmente puede interesar la venta de un producto para ganar 200 pesetas y asumir después unos compromisos post-venta que serán otro de ls inconvenientes de Windows'95.

Hay un parque de herramientas muy antiguo en España, explicó, y la venta masiva de Windows'95 puede provocar unas necesidades de atención post-venta al cliente desproporcionadas para las capacidades de quienes operan en el sector, incluida la propia Microsoft Ibérica, que será la responsable de atender las ventas de paquetes informáticos fuera de las máquinas.

Por su parte, Jaime Umbert, director comercial de Vobis Computer, señaló que la apertura a las 11 de la nohe de su maxistore de Barcelona permitió comprobar la capacidad de Bill Gates para hacer que la gente demande un producto incluso sin conocerlo.

"Pudimos comprobar cómo buena parte de las 300 copias que aproximadamente vendimos", explicó Umbert, "correspondían al cliente mimético, que atraido por las colas en caja y la fuerte expectación de unas 700 personas que abarrotaban el establecimiento realizaba la compra sin ni siquiera comprobar el producto, pese a la batería de ordenadores dispuesta en la tinda para hacer comprobaciones".