El caso se inició el pasado 17 de agosto, cuando una empleada de una entidad bancaria situada al sur de la isla recibió una lamada en la que le advertían que ETA había secuestrado a dos de sus familiares, y exigían un rescate de 5 millones de pesetas que debían ser abonados de forma inmediata.

El supuesto etarra exigió a su víctima que depositara dicha cantidad en una papelera cercana a un hotel de la zona. Para desgracia del extorsionador, se dió la circunstancia de que su llamada intimidatoria, realizada desde un teléfono público, fue escuchada por un ciudadano, quien siguió al "terrorista" hasta su coche, anotó su matríula y comunicó de inmediato a la policía lo que había ocurrido.

Los funcionarios policiales montaron un dispositivo especial para impedir que se hiciera entrega del dinero, aunque llegaron tarde, ya que los 5 millones habían sido recogidos por Roberto E. V. en el sitio convenido.

Con posterioridad, la policía localizó al presunto delincuente en su domicilio, en la ciudad grancanaria de Telde, donde reside con su familia. Según alegó Roberto E. V., había actuado de esa manera porque estaba acosadopor las deudas, sobre todo de juegos de azar, en los que ya se había gastado 200.000 pesetas del rescate.