Si en el citado plazo no apareciera ningún cuerpo más, los operativos se retirarían de la zona afectada por la riada y la Guardia Civil de Huesca mantendría la alerta por si apareciera algún cadáver más, señalaron las mismas fuentes.

A diecinueve días desde que ocurrió la catástrofe, los operativos de úsqueda que operan en la zona, continúan buscando al último desaparecido oficial, el niño barcelonés Javier Martinez Domenech, de seis años, con el que se elevarían a 87 el número de víctimas mortales registradas tras la riada.

Según el responsable de Protección Civil, es normal que transcurra tanto tiempo para encontrar al último desaparecido, ya que las aguas han arrastrado mucho lodo, grava y maleza, y hasta que se renuevan o se dragen los pantano, se reconstruyan las carreteras y se quite todo lo ue ha arrastrado el agua "va a ser difícil saber donde aparecerá el niño y el tiempo que se va a tardar", subrayó.

A juicio de Rodado, es normal y ocurre en todas las catástrofes de similar magnitud que se encuentren un gran número de víctimas a la vez y luego pase un cierto tiempo, durante el que se sigue buscando, hasta que aparecen todas las personas que se cree que están.

"El tiempo transcurrido entra dentro de los límites previsibles, hasta que se terminen de dragar los pantanos no podemos aelantar nada porque el niño puede estar en la última zona donde se haga la limpieza", indicó el responsable de Protección Civil.

Eduardo Rodado explicó que en la catástrofe más reciente de estas características, la riada que asoló la localidad alcarreña de Yebra hace poco más de un año y en la que murieron 11 personas, un coche con dos cadáveres en su interior apareció a diez kilómetros del pueblo, hasta donde fue arrastrado por las aguas.

Asimismo, fuentes del Gobierno Autónomo de Aragón indicarn a esta agencia que la dificultad principal radica en que el cuerpo que se busca es muy pequeño y la superficie afectada por la riada es muy extensa.