El Papa se pronunció de este modo después de que ayer instaraa los jóvenes a recorrer la "verdadera revolución" que supone conocer a Dios. "De él proviene el cambio decisivo del mundo", dijo en su encuentro con más de un millón de jóvenes en la explanada de Marienfield (Campo de María), cercano al pueblo de Frechen.

La jornada del domingo empezó hoy con una misa multitudinaria en el mismo lugar, bajo un cielo nuboso que no disuadió a los jóvenes peregrinos de acudir a la celebración, en la que acompañaban a Benedicto XVI cerca de 10.000 sacerdotes y casi 800 obispos, y con la que concluye la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Colonia (Alemania).

Durante la homilía, pronunciada en cinco idiomas, el Santo Padre reclamó la importancia de la Eucaristía para la transformación de los fieles y del mundo entero, y recordó a los peregrinos la necesidad de la misa dominical, "pues debe llegar a ser el centro de nuestra vida. Debemos aprender a comprenderla y a amarla. Vale la pena".

Finalmente, el romano Pontífice invitó a los jóvenes a acompañar a los ancianos en su soledad, y a no abandonar a los que sufren. "Porque todos sabemos que somos imperfectos y no tenemos un lugar adecuado para acoger a Dios. Estamos aquí, para impedir que las divisiones nos alejen a unos de los otros", concluyó.