De hecho, Bélgica podría adoptar el modelo del observatorio francés, compuesto por un cierto número de personalidades dependientes directamente del Gobierno. Aunque no se dedica a pereguir delitos, este observatorio previene a la sociedad contra los peligros de las sectas. Además, coordina y forma a los cuerpos de seguridad para luchar con más eficacia contra este fenómeno.

La actividad de información del observatorio también se extiende a los magistrados, ministerios, administración regional e incluso a las aulas escolares. Una campaña realizada en colaboración con el Ministerio de Juventud y Deportes ha permitido sensibilizar a más de 5 millones de jóvenes, uno de los grupos de oblación con más riesgos.

El observatorio francés presenta informes anuales al Parlamento sobre sus actividades y formula propuestas. Entre éstas, destaca una ayuda concreta a las víctimas de las sectas que quieran salir de ellas y reinsertarse social y profesionalmente.