El dinero fue obtenido por la venta de unos 2.500 merengues típicos de la zona,donados a la asociación por uno de los industriales más importantes de la confitería malagueña, Francisco Aparicio.

Jomar compró hace unos meses una pequeña finca en los alrededores de Málaga con el dinero que obtuvieron a través de rifas y subvenciones, para construir más adelante una granja que pudiera albergar a toxicómanos de la zona que desearan "desengancharse".

En los últimos años, la asociación ha apoyado a los toxicómanos de Málaga y a sus familias, organizando terapias de grupo que pudiran encauzar su rehabilitación y apoyando otras medidas en favor de estas personas.

Los dirigentes de Jomar alabaron el gesto del pastelero y de los vecinos, reconociendo que "es doblemente gratificante la actitud del barrio en estos días en los que media España adopta posturas radicales contra los drogadictos", comentó a Servimedia Carmelo Gandaria, presidente de la asociación.