Barreda advirtió a Zapatero de que "con buenas palabras no se va a acabar con un grupo terrorista", y adujo que los artefactos explosivos colocados en cinco carreteras de Madrid esta tarde y las amenazas de bomba en el aeropuerto de Santander son buena prueba de que ETA sigue intentando sembrar el caos en la sociedad española.

A su juicio, "este discurso de las contemplaciones, de andar lanzando ofertas a ETA no contribuye a acabar con los terroristas. ETA está envalentonada, se siente fuerte para multiplicar este tipo de acciones, ha redoblado sus campañas de extorsión y ha intensificado el terrorismo callejero, que ha duplicado sus acciones en 2005".

Frente a esa política, Barreda defendió la aplicada cuando el PP estaba en el Gobierno central, basada en el acoso policial a la banda terrorista y el arrinconamiento legal de sus ramificaciones políticas mediante la Ley de Partidos.

"Ahora ETA se siente fuerte en sus planteamientos, en los que no cede un ápice. Mantiene toda su actividad y además se permite el lujo de airear todo su desprecio hacia las peticiones de tregua que se le formulan desde los partidos democráticos", remachó.

Barreda abogó por la vuelta a la unidad de los demócratas en torno a una política antiterrorista sin concesiones porque, de lo contrario, "los demócratas nos tenemos que levantar todos los días viendo a ETA sacando pecho, aunque sea en sus boletines internos".