Estas empresas, entre las que destacan las cajas de ahorro, grupos de consumo como Eroski, mutuas patronales de accidentes de trabajo y cooperativas de agricultores, funcionan en su proceso productivo igual que una empresa capitalista, pero se distinguen de ésta "en los procesos de toma de decisiones, la financiación y la distribución del beneficio a cada persona, a cada cooperativita", explicó Barea.

Las empresas de economía social sólo pueden sobrevivir si compiten en el mercado, para lo que muchas veces deben concentrarse o cooperar entre sí. Las cooperativas de consumo, por ejemplo, se han reducido un 80 por ciento en 10 años, pero las que quedan facturan un 400% más y han triplicado el número de socios de trabajo y trabajadores.

Las cooperativas de trabajo asociado (CTA) fueron capaces de crecer desde 178.000 a 217.000 puestos de trabajo entre 1991 y 1995, cuando la ecnomía española en general perdió en ese periodo 500.000 empleos, indicó José Barea.

El profesor auguró un gran porvenir para las empresas de economía social con la incorporación de España a la moneda única europea, porque desaparecerán los costes de transacción de una moneda a otra, los riesgos por el cambio de moneda y por inflación, que no pasará del 2%, según Barea. Además, se podrán conocer los precios de toda la UE y la competencia será mayor.

Por otro lado, el Estado financiará los servicio asistenciales, especialmente necesarios en una sociedad en progresivo envejecimiento, pero no está claro, según el profesor Barea, que tenga que prestar el Estado directamente esas prestaciones. Al contrario, para producir los servicios hay otros agentes, indicó, entre ellos las empresas de economía social (prestaciones sanitarias, servicios sociales, pensiones).